05/02/2016
Héctor Maya
Teléfono: (52) 5262-3600
Vector Analisis

El ABC de la inversión

ABC de la inversión: Principales diferencias y efectos del Gasto capitalizable y del no capitalizable

Capitalizar o no un gasto tiene efectos sobre los flujos de efectivo de las empresas

Fuente: www.packworld.com

Existen diversos tipos de gastos en las empresas que varían dependiendo del giro de negocio, la naturaleza de sus operaciones y el mercado al que atiende. Sin embargo, la particularidad de cada uno de estos es que es necesaria su incurrencia ya sea para que las cosas funcionen normalmente o para contribuir de manera directa o indirecta en la generación de beneficios económicos para la empresa.

Con el primer caso nos referimos a los gastos no capitalizables, que son aquellos que representan dinero que sale de la empresa, como pagos de electricidad o de renta, expresándose en el periodo en el que suceden. En cambio, los gastos capitalizables son los asociados con el segundo caso, en el que se adquiere o mejora un recurso, pero sólo si éste provee a la empresa de un beneficio tangible que perdura por más de un ciclo operativo. Esto implicaría la salida de efectivo a cambio de algo que entraría a la empresa como un incremento del activo, como la compra de cierta maquinaria.

Consideremos el ejemplo de una fábrica. Los gastos no capitalizables serían los pagos de renta, luz, agua, de sueldos, y hasta cierto monto el gasto por adquisición de equipo operativo. Esto es porque el valor del uso del edificio, de luz, de agua o de personal no son retenidos una vez que expira el periodo por el que se pagó. Adicionalmente, cierto equipo que representa costos relativamente bajos, como sillas o escritorios, se considera también como un gasto no capitalizable. En cambio, las mejoras en la planta, la adición de especificaciones operativas, la maquinaria o los inventarios sí serían gastos que se capitalizan debido a que el valor pagado por estos se mantiene dentro de la compañía y se registran como activos en la hoja de balance, y van saliendo de la misma conforme se gastan a través de depreciación o amortización. Así, cuando el inventario se procesa y se vende, se reduce del balance y se marca como un gasto o costo de venta, registrándose al mismo tiempo el ingreso de la venta y posteriormente la utilidad de la transacción en la hoja de resultados. En cuanto a maquinaria o equipo, el costo puede ir expresándose gradualmente a través de la depreciación del valor del activo.

El beneficio de capitalizar gastos es que a través de un periodo de tiempo la empresa reportará mayores utilidades, sin embargo, tendrá que pagar también más impuestos por generar una base gravable mayor. No obstante, cabe destacar que en cuanto a impuestos en un periodo de tiempo más largo la diferencia en ambos casos se vuelve mínima. Por el contrario, si se registran gastos no capitalizables mayores, la reducción en utilidad se traduciría en menores crecimientos en capital vía menores utilidades retenidas, sin embargo en el largo plazo el efecto para el accionista en cualquiera de los dos casos no tendría mucha relevancia.

Si una empresa capitaliza gastos de manera inapropiada los márgenes de utilidad parecerán más altos de lo que en realidad son. Así, aumentos poco realistas en márgenes, caídas en flujo libre de efectivo, incrementos en CAPEX y un crecimiento acelerado en activos podrían señalar que una empresa está capitalizando gastos que no corresponden.